Las Altas Capacidades Intelectuales son una de las principales causas de mal rendimiento escolar y dificultades de comportamiento. Detectarlas y atenderlas correctamente es el primer paso para la normalización.
La identificación temprana, a los tres o cuatro años, permite a los padres conocer más sobre las características especiales de sus hijos y poder planificar con tiempo su educación, tanto en lo referente a la búsqueda de centros escolares adecuados, como en las estrategias a desarrollar en el ámbito familiar y extraescolar. Como anécdota, recordar que los padres adoptivos de Steve Jobs, al observar que tenía problemas de adaptación, decidieron cambiarse de domicilio para poder facilitar su educación. (Steve Jobs, La Biografía, Walter Isaacson).
Por otra parte, los niños de altas capacidades, según la legislación actual, pueden ser flexibilizados o acelerados de curso hasta tres años durante su etapa educativa. Lo ideal sería que estas aceleraciones se produjesen de forma paulatina, entrando un año antes en la Enseñanza Primaria, adelantando un año más en los Cursos de Tercero a Sexto de Primaria y, por último, un año más en la Enseñanza Secundaria Obligatoria. Esto permite que el niño pueda ir adaptándose a cada cambio sin problemas y terminar tres años antes su enseñanza obligatoria para poder comenzar cuanto antes sus estudios universitarios. Un estudiante de altas capacidades puede ingresar sin problemas con quince o dieciséis años en la universidad, lo máximo que permite nuestra legislación, aunque en muchos países ingresan incluso con menos edad.